Las cerezas que se encuentran en la naturaleza son de tamaño reducido.
Estas de Prunus Mahaleb miden alrededor de un cm.
de diámetro, poco mas que una endrina.
Los frutos de Prunus Sargentii son del mismo tamaño
a pesar de la grandeza de su porte.
Los del Prunus Virginiana también miden unos 10 mm.
Los del Prunus Laurocerasus tienen ese mismo tamaño.
Los del Prunus Lusitánica oscilan entre 8 y 13 mm
Los del Prunus Canescens tienen un tamaño similar a los anteriores
Los frutos de Prunus Padus son aún mas pequeños. Del tamaño de un guisante.
Los del Prunus Serotina, un cm también.
Los del Prunus Prostata ni siquiera llegan a un cm.
Tampoco alcanzan un cm los del Prunus Fruticosa
Los frutos del Prunus Pseudocerasus tienen un diámetro entre 9 y 13 mm.
Los de Prunus Tomentosa tienen un diámetro normal de 12 mm. Raramente mas grandes.
Los de Prunus Cerasus son mas grandes (alrededor de 20 mm)
Son todos comestibles, si bien algunos resultan excesivamente ácidos; otros tienen el endocarpo (hueso) muy grande en relación con su tamaño, por lo tanto, escaso mesocarpo (en román paladino, poca carne);
otros contienen amigdalina en la semilla, que se identifica por un sabor amargo similar al de las almendras amargas (el del licor amaretto) y por un olor similar a castaña.
La amigdalina contiene una molécula de cianuro por cada cuatro (con dos de glucosa y otra de benzaldeído).
No son estrictamente tóxicas siempre que se ingiera poca cantidad. Pero, en general, el sabor amargo debe advertir y prevenir el consumo.
La amigdalina también se encuentra en otras partes de algunas plantas como en las hojas del Prunus Lusitánica, pero como en ésta hablamos de frutos, vamos a limitarnos a ellos.
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